No
cabe duda que la llegada de Rubén ha supuesto un antes y un después en el CB
Almansa. La ilusión, la alegría, y porque no, también los resultados, han hecho
que estos cortos cuatro meses, hayan sido inmejorables.
He
tenido la suerte de compartir con Rubén conversaciones en esos viajes largos
por la ancha geografía manchega. Siempre dispuesto a charlar de baloncesto,
transmitía la inmensa pasión por este deporte. Abierto a conversar con todos
nosotros (entrenadores, padres, jugadores), y a recordar sus experiencias
profesionales.
Cada
entrenamiento suponía un verdadero clinic. Los jugadores han disfrutado, mejorado,
y crecido contigo. Recuerdo algunos entrenamientos que no terminaban, hasta
meter un número de tiros libres. El reloj marcaba las once y cuarto, las once y
veinte de la noche, y a nadie le importaba. El corro final, tus palabras que
todos escuchaban con atención, agradeciendo el esfuerzo o regañando si había
faltado concentración. Pero si me quedo con algo de tus entrenamientos es con
el aplauso final. Siempre terminabas con un aplauso que simbolizaba la unión
todos de los componentes del equipo.
Has
dejado una huella que va a ser recordada siempre. Tu trabajo profesional ha
podido ser visto cada sábado en nuestro Pabellón. El juego alegre, la defensa
intensa y un grupo por encima de individualidades que ha funcionado como tú
querías, como un EQUIPO.
Sin
embargo, más allá de tu labor, los que te hemos conocido, sabemos que si eres
un magnífico entrenador, eres aún más grande como persona. El CB Almansa
guardará seguro en su memoria tu cercanía, tu humildad. Siempre dispuesto a
ayudar. Sin excusas, dando ejemplo de trabajo, de profesionalidad, sin importar,
ni la categoría, ni el nivel de los jugadores. Y esa actitud solo está al alcance
de una buena persona, y de un profesional inmejorable.
Te
llevas un trocito de nuestros corazones y un abrazo de cada uno de los
aficionados de la bombonera. Te llevas en tu macuto (esa palabra que tu decías
que era una mochila) el inmenso aprecio y recuerdo de los almanseños.
Te
puedo asegurar que al escuchar tus palabras de despedida, han sido muchos los
que hemos sentido un nudo en el estómago. Y en casa alguna lágrima se ha
derramado.
Mucha
suerte Rubén, como les decías a tus jugadores, con trabajo y dedicación se
pueden cumplir los sueños. Disfruta porque te seguiremos y esta temporada todos
seremos un poco del CAI Zaragoza.
Un
fuerte abrazo, y te esperamos alguna tarde de sábado en esa Bombonera que
mantendrá vivo el recuerdo de una persona diez.